viernes, 2 de diciembre de 2016

en blanco y gris

- en guardia -

Se me encogen las pupilas,
en medio de la oscuridad
de buscar tu pelo
entre mis dedos.

La piel se me enciende
inundada de sal,
imberbe de recuerdos,
solitaria de ti.

Terminé de buscarte
al empezar a comprenderte,
al empezarme, empezarnos,
cerrándolo todo.

- insuficiente -

De los descansos
entre quererte y no poder más
solo quedan papeles y otras cosas
que nunca quisiste llevarte.

Me bajo entre barco y mar,
con la arena en la pared
de todas las memorias
que perdimos a la deriva.

Al verte y no pensarte,
imaginarte y olvidarte,
recuperarte perdiéndote,
todo cobra el menor de los sentidos.

- sin aire -

Y me pesa en las costillas,
como una herida abierta 
a pleno sol
en pleno invierno.

Me escondo tras de mí y apenas
entrecortándome al hablar
me evado de aceptarme
no siendo nadie.

Entre los lirios y otras flores
tras la cristalera,
colgados en la puerta 
siempre cerrada con alguien fuera.

Pasamos página hacia atrás
aun sabiendo,
dolidos,
que esa no es forma de leer ningún puto libro.

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