- miedo -
Te tengo miedo,
un miedo inconfesable
a encontrarte de repente
al girar cualquier esquina
o alzar la cabeza
y quedarme mirándote
a los ojos
sin saber qué decirte
y con la impresión de que, en cualquier momento,
vas a darme la espalda
y a seguir caminando en la otra dirección.
Te tengo miedo,
un miedo inconfesable
a verte sin pretenderlo
y salir corriendo
a esconderme detrás de cualquier pared
para evitar enfrentarme
al hecho de que no estoy
preparado
para no decirte
que sigues siendo
tú.
Te tengo miedo,
un miedo inconfesable
a resultarte patético
a darte lástima
a que te replantees
por qué yo
si yo
no soy nada,
a que te des cuenta
de que no te pongo condiciones.
Y eso me aterra.
Más que tú.
Más que nada.
- sudor, del frío -
Me asusta estar solo
conmigo mismo
y no poder evitar
recrearme en todas las cosas
que querría evitar a toda costa
y revolcarme en ellas
como si me produjesen
algún tipo de placer
prohibido
o me diesen la vida
de algún modo secreto.
Me asusta profundamente
no querer olvidarte
y pienso en todo lo que ello
conlleva
y en lo que tú te esfuerzas
por hacerlo
y en que tú eres tan fuerte
y yo tan débil
y en que no puedo seguir
dando tanta lástima.
Me asustan
las dos caras de la misma hoja
huir de ti y permanecer
agarrarme al pasado y lanzarme
al futuro
imaginar que no estás
-aunque estés sin quererlo-
ni estarás,
y hacer daño
a tanta gente, por hacerme daño
a mí mismo.
Me asusta estar tan asustado
que necesito esconder
la cabeza en tu pelo
y no sacarla nunca de ahí.
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