martes, 19 de abril de 2011

instante.

Escribo para vosotros. Vosotros sois el todo que confirma mi nada y la nada que da sentido a mi todo.
Vosotros… sólida forma de expresar algo que la brisa puede borrar en un instante. Un instante. El tiempo que hace falta para creer en la existencia de vosotros. O quizá menos, o quizá más. En realidad la duración de ese instante la elijo yo mismo.
Brilla, brilla allá arriba. Baila con la luna y serpentea alrededor de las estrellas como si de un mito se tratase.
Es real. Es mi realidad la que compone el amago de pesadilla de los demás. Sufrimos como tristes soldados que mueren en su propia guerra.
Una guerra que jamás debían haber emprendido y de la cual se arrepentirán durante toda su estancia en el limbo. Limbo aplastante, dulce y amargo, brillante y oscuro por momentos.
Adiós hermosa y decepcionante juventud hola tiempos esotéricos de oscuridad.
Profundo. Abriendo puertas de imaginación virtuosa y escándalo catastrófico para terminar en el lugar que el destino te ha encomendado.
Salvo que. Salvo que decidas que tú eres tu destino. La explicación a las cosas inexplicables que la vida nos presenta se encuentra en los estúpidos detalles.
Vosotros. Bella proyección de mi subconsciente que a diario alarmáis mi sentimiento de algarabía desinteresada hacia vuestro ser.
Merezco despertar y dejar de soñar por un instante. Volvemos al significado de un instante. Tú eliges su longitud. Entonces por esa regla, tú eliges la longitud. Sí. La longitud. Despertarte de un sueño supone internarse en otro más profundo sobre el cual el sueño previo ha influído de forma intrascendental. O eso creemos.
Es la genialidad lo que viene dado por un sexto sentido, literalmente hablando, por una capacidad para comprender cosas.
He dicho genialidad, no significa eso pérdida de la cordura. Un loco puede estar perfectamente cuerdo. Lo admito, estoy loco.
Pero loco por vivir sin intentar comprender por qué estoy loco por ello, loco por aprender a desmenuzar el jugo de cada instante. Vaya con los instantes…
Todos intentamos aparentar lo que no somos mediante actitudes extenuadamente forzadas y corrompidas por el candente deseo de alcanzar la añorada felicidad.
Pero que es felicidad, si esperamos hasta la eternidad en busca de su fin.
Y no, no me refiero al fin de la felicidad.
Mis mejores deseos,

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