martes, 3 de abril de 2012

los al revés.

Puede que no entiendas el por qué de todo este desconcierto. Vale, es comprensible que no entiendas, todo esto se vuelve incomprensible por momentos. No guardes todo eso, sácalo, salta, pero no seas exagerado, escóndete cuando venga la marea, esquiva cada tornado que te ataque, no, espera, párate un segundo, respira, abre los ojos, ¿por qué siempre tienes los ojos cerrados? No ves que no estás viendo, parece mentira que esto sea realidad. ¿Qué quieres ser de mayor? Feliz. No, por dios, ¿por qué no ser feliz desde ahora mismo?, dejémonos de estupideces, vueltas inútiles alrededor de montañas de diámetro infinito. No puedes esperar que llegue el verano y perderte la primavera, no puedes guardarte la explosión para el momento en que el terreno esté despejado. ¿No tienes gasolina? Y esperas que vengan a socorrerte, por dios, corre a una gasolinera. Corre y disfruta del viento, que acaricie tus mejillas, abre los ojos, mantenlos abiertos. No es el sol lo que te hiere, es que no te das cuenta de que esto dejó de ser un juego desde el momento en que juramos jugar para siempre. El momento en que te agarraste a esa piedra y gritaste a una gota de agua que lo pequeño no era suficiente. Deslizándose por aquella cuneta, sin mirar atrás, dolido, herido, con el alma destrozada en pedazos como si lo hubiesen golpeado contra una roca. Maldita sea, que juego es este, el agua no se rompe contra una roca. Somos diferentes, sí, ¿y qué?. Orgullo de mirarte en el espejo y verte a ti mismo. Al menos diferenciamos la b de la v, nos dan de inocentes pero no saben nada de nosotros. Tú eres el sol que los ciega, bailas y los dejas perplejos, no saben a dónde mirar, sólo tus ojos pueden convertir el agua en felicidad, el agua y cualquier cosa...
No tengas miedo, soy tú, no dudes cuando mires atrás y me veas fotografiando mentalmente tu pelo, cada milímetro, cada fragmento de sueños que me regalas, cada aguja del reloj que se mueve cuando estoy contigo. Porque se une el mundo con la realidad, maldito idealismo, por qué has tardado tanto en irte.
Quema el saber que el sabor tropical no tiene en realidad nada que ver con el trópico. Vale, connotaciones, no habéis ganado la batalla, desde que apareces las rompes, surges destrozando los límites de las partículas que forman nuestra superficie, odiosa superficialidad que nos corroe, si no vas eres un extraño, si te quedas no guardas relación con nuestro mundo, ven o quédate para siempre. No quiero comer manzanas y lavarme los dientes, quiero vivir con la realidad que quiero, no quiero despedirme, quiero decir hola al morir, quiero sonreír cuando me sienta triste, quiero ser capaz de brillar, aunque el sol esté en lo alto del cielo. Como tú lo haces. Sin disfraces, desnudos, nosotros mismos, pureza y realismo. Siendo metáforas de nosotros mismos. Bailando con la oscuridad hasta que caiga la noche...

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