martes, 19 de abril de 2011

no te hagas daño.

Sencillos amigos del destino unidos bajo una ceremonial banda sonora. Vuestros hombros recogen la anárquica esperanza de la que alimentáis vuestra vida.

Estamos aquí. En esta incertidumbre, en este paseo de flores mal sembradas, en este mar de agudo y pícaro oleaje sin cese. Incrédulo el vencedor, de este partido eterno. Vivís amedrentados por el miedo a tener miedo, no hay temor más fatídico. El tiempo abate vuestras sabáticas ilusiones, vuestras limitadas alegrías y vuestras satíricas existencias.

Doble vuelta de moneda registrada en el azar que concluye contigo. Suenan campanas de alivio y dolor, las notas musicales deletrean el destino y el joven ingenio se consume ante la impotencia experimentada.

Exhaustivo intento de creación de brillo eterno cuan joven músico de Liverpool en trágico desenlace. Significados cognitivos que acompañan a la incógnita. Incógnita es todo aquello que no es incógnita. Lago cristalino de alma oscura y presente subsanado por la diligente sociedad. Abruptos senderos que te llevan a un falso prado de tulipanes holandeses. Ciencia que intenta aplicarse para descubrirse.

Descripción inequívoca de la excéntrica realidad. Engaño, rojo, vil engaño. Corrupción referencial a la sobresaliente pero insuficiente destreza gubernamental.

Se escucha un disparo. Apaga el cigarro de la vida. O quizá trata de encenderlo.

Desprende su perfume de extrañeza sobre los húmedos y opacos claveles danzantes del mundo. Fuego, verde, fuego. Un buque atraca, otro es atracado. Tus rizos serpentean alrededor de la llama estúpida de la lógica. Ecuación de exponencial dificultad presenta una ávida solución. Sin contemplaciones.

Mis mejores deseos,

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