sábado, 18 de febrero de 2017

el día y la noche

Me despierto y me tomo una pastilla. Las cosas van bastante bien últimamente. Suelo despertarme sano y salvo, lejos de todos mis fantasmas, e incluso he empezado a recrearme algo en mí mismo, cosa que no hacía desde hace tiempo, demasiado preocupado por todo lo demás y sin apenas tiempo para detenerme en mi interior. Me gusta pasear, tomar café, pasear, tomar café, pasear... Tomo café. A veces me encuentro con algún amigo, o en su defecto algún conocido, y hablamos sobre cosas, sobre política y sobre el status quo, y sobre el amor y las relaciones y la fidelidad, y sobre series de televisión y sobre los sueños que tenemos y los que tuvimos que ya no nos parecen sueños, o bien porque ya los hemos vivido o porque no soñamos de la misma manera que entonces.

La cosas van bien. Estoy ordenado. Los libros están ordenados alfabéticamente y por género. Los discos están ordenados cronológicamente. Me gusta el orden. Me gustan las sábanas limpias. Me gusta como huele mi nuevo suavizante. Lavo la ropa a menudo y después me ducho dos veces y me gusta cantar Thunder Road en la ducha y me ducho otra vez para volver a cantarla. Me gusta el vapor alzándose desde el suelo hacia el techo y el agua tan caliente que hace que tu piel se enrojezca, y la sensación de contraste térmico entre las mejillas y el universo exterior al cuarto de baño. Me recuerda a cuando era pequeño y mi madre me metía en la bañera y salía de ella enroscado en una toalla blanca, y después me ponía aquel pijama color marrón que contrastaba tanto con mi piel blanca llena de pecas que ya no están, como si me las hubiese robado el tiempo.

Me meto en cama porque ya es de noche y no me gustan las noches. Me revuelvo por las noches. A veces pienso que duermo mejor recostado sobre mi perfil derecho porque creo que me produce algo de placer o satisfacción sentir la presión de la almohada sobre mi sien derecha, aunque creo que es una estupidez y no logro dormirme de todos modos. Quiero otra pastilla pero no puedo, no puedo tomar dos porque todo resultaría contraproducente, lo pone en el prospecto, NO TOMAR DOS PASTILLAS EN VEINTICUATRO HORAS y yo le hago siempre mucho caso a los prospectos.

Las cosas no van bien últimamente, las cosas se oscurecen. Tengo mucho miedo, estoy aterrado. No me gusta estar solo. Te echo de menos. No. Te odio, odio que no estés. No. En realidad solo me apena perderte, pero no puedo decir que te eche de menos en un sentido significativo. La echo de menos a ella, como cuando tú sí estabas pero ella ya no. No. A ella tampoco la echo de menos. A ella también la odio. Os odio a las dos. No, no os odio, nunca podría odiaros. 

Pero en ti sí que pienso. A ti sí que te echo de menos. Me revuelvo de nuevo y ya no queda ninguna parte de la almohada que no esté empapada en sudor. No dejo de pensar en cemento, cemento, cemento. No sé dónde estarás, sabes, sí que sé dónde están ellas, lo puedo imaginar al menos, pero no tengo ni idea de dónde estarás tú. Ojalá tú sí sepas dónde estás porque no quiero que tengas miedo. Pienso a veces en ti pero me lo tengo bastante prohibido. Porque las cosas no van nada bien. Me odio a mí mismo. Me doy asco. A la gente no le agrado. No sé por qué no le agradaré a la gente. Muchas veces siento que me miran raro. Me miran con recelo, me preguntan con la mirada que por qué no me largo. No les gusto. 

Estoy aterrorizado y las sábanas han empezado a entrelazarse. Tengo medio cuerpo al descubierto y me estoy helando. Hace tanto frío que no puedo ni pensar. Me duele estar solo. Te odio. Te odio. Te quiero. Te odio. Me odio. Últimamente intento decirme que me quiero. Me quiero, me quiero, me quiero. No me sale bien, me sale forzado, me sale a trompicones. Creo que no me quiero demasiado, me gustaría gustarme a mí mismo pero creo que entiendo a la gente. Soy repulsivo en cierto modo casi primario, no sé si es algo en mi mirada pero no me gusta, me hace sentir inferior a lo que yo querría ser. 

Odio febrero, odio que todas las cosas bonitas y todas las cosas terribles de mi vida hayan sucedido en febrero. Febrero, febrero, febrero. Te odio, te odio. Te quiero. ERES LO MÁS BONITO QUE ME HA PASADO EN LA VIDA. Me arrancaría los ojos. Echo de menos verte sonreír. Estoy entrando en paranoia. No sé por qué pero entra demasiada luz. Tengo sueño. Estoy llorando. Te quiero. Te odio. Te echo de menos. No lo suficiente. A ti más. A ti menos. No te vayas, no te vayas por favor, no lo hagas, no me hagas esto, por favor, déjame intentarlo, no sé qué decirte, no tengo palabras, palabras, palabras. Tengo sueño. Estoy viendo The Wire. Tengo sueño. Sueño. Sueño.

Me despierto y me tomo una pastilla. Las cosas van bastante bien últimamente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario